La patata frita... esa gran incomprendida ;)

¡Buenos días!

Hace ya un tiempo que quiero comentaros una 'trucoreceta' (muy secreta ;) que tengo para convertir una patata frita en todo un manjar.

Sí, ya sé que dicho así, puede parecer que de lo que trato es de hacer publicidad... no, querid@s, nada más lejos de mi intención ;)

Porque yo creo que, a las patatas fritas, las hemos tratado muy injustamente: las hemos dejado en un segundo plano, como guarnición infantil o acompañamiento socorrido, poco elaborado y nada 'chic'.

Nada más lejos de la realidad... un buen plato de patatas fritas puede ser el complemento perfecto -por poner unos ejemplos- de un buen 'roastbeef', de un 'steak tartar' (aunque yo lo suelo preferir con tostaditas y mantequilla, con patatas fritas tampoco le hago 'un feo'...) o de un buen par de huevos fritos (recordad que es preferible que la numeración que los marca empiece por 0 ó 1).

Bueno -y por qué no- solas, simplemente; patatas fritas degustadas en todo su esplendor =)

Empezaré por el principio: el tipo de patata.

En esto soy un poco maniática, porque en realidad soy muy 'patatera' (con las patatas me ocurre como con las fresas, no importa cómo estén preparadas -fritas, vapor, horno, cocidas, hervidas...- yo me las como =), las dos variedades de patata con las que suelo 'tratar', y con las que os garantizo un buen resultado, son 'monalisa' y 'kennebec'.

A partir de aquí, procederemos como es habitual: pelamos, lavamos y cortamos las patatas

Debo haceros un matiz en este punto: lo mismo da si las cortáis tipo 'cerilla' (clic) que tipo 'francesa' (clic), pero ¡ojo! realmente este truco que os voy a dar no sirve para las patatas 'paja'(clic).

Y ahora es cuando os revelo el gran secreto... ¿preparad@s =)?

Para conseguir que unas patatas fritas se conviertan en un sueño para el paladar, tenéis que hacerlas en dos tiempos.

Sí, dije en dos tiempos.

¿Cómo lo hago?

Bueno, pues básicamente de lo que se trata es:

1. Tenemos las patatas lavadas y cortadas.

2. Con algunas horitas de antelación, las 'medio freímos', a fuego medio-alto. Con esto quiero deciros que tenéis que pocharlas, solamente; no dejéis que se doren bajo ningún concepto, os tienen que quedar blanquitas. (Suelo usar aceite de girasol, pero con un buen aceite de oliva virgen extra... ¡¡ya son para los dioses!!)

3. Escurrir muy bien el aceite y dejarlas enfriar. Os tenéis que olvidar de ellas; podéis incluso prepararlas hoy para mañana y dejarlas en la nevera.

4. Finalmente, poco antes de servirlas, calentaréis de nuevo el aceite y terminaréis de freírlas.

Aquí ya entra luego 'el arte' de cada uno: que si le echo un par de ajitos al aceite para aromatizar, que si 'maltrato' un poco las patatas mientras se fríen (mi abuela lo hacía, y conseguía grandes resultados ;)... etc.

Parece una tontería, ¿verdad?

Pues os aseguro que en cuanto lo probéis, no volveréis a freírlas en el momento, ni mucho menos a comprarlas congeladas.
Porque además de conseguir unas patatas exquisitas, ganaréis un tiempo precioso ;)

Palabra de 'cocooner' =)

¡Hasta mañana!

Besos,

Ingrid

*Imágenes vía Google