Las ardillas de Central Park están tristes los lunes, de K.Pancol.

¡Muy buenas tardes!

¿Qué tal el fin de semana?

Yo, además de 'franelear y chocolatear' (ver post anterior... ;) algo menos de lo que hubiera querido, he terminado el libro que estos últimos días me tenía prácticamente secuestrada ;)

Bueno, en honor a la verdad y por aquello de no responsabilizar a l@s demás de los males propios, debo admitir que yo soy muy dada a sufrir síndrome de Estocolmo (aquí Wikipedia, clic) con todos mis 'captores'...

Sí; a mi naturaleza 'adictiva, oscura y viciosa' (¿qué pasa? tod@s la tenemos... ;) le suele bastar con un par de páginas que tengan algo de gancho y la promesa de muchas risas para caer absolutamente rendida a los encantos de cualquiera... pero es que una a veces necesita distraerse y dejar de tomarse la vida tan en serio.

Simplemente.

Me ocurre algo parecido con la comida: aprecio, disfruto y valoro todos los matices que puede tener un plato (elaboración, técnica, ingredientes, contraste, complejidad... etc.) pero esto no quita que de vez en cuando tenga una crisis de estas mías y atraque la gasolinera más cercana haciéndome con un botín de 'Donettes' y 'Pantera Rosa' (menos mal que el chico que está en el turno de noche sufre de un trastorno parecido -me lo confesó- y sólo percibo misericordia en su mirada... =)

Pero volvamos al libro; 'Las ardillas de Central Park están tristes los lunes'; como podéis ver el título se rige por los mismos principios que los dos anteriores ('Los ojos amarillos de los cocodrilos' y 'El vals lento de las tortugas'...)

Sin desvelar trama ni desenlace, voy a contaros los puntos que a mí más me han llamado la atención:

Los personajes

Desde mi punto de vista, K.Pancol tiene un don para la caracterización.  

Además de realizar un certero y audaz 'escaneo' del perfil psicológico de todos sus personajes, no ahorra detalles ni descriptivos ni 'de situación'; consiguiendo con esto que el lector acabe conociendo perfectamente los secretos, los miedos, las aspiraciones y las vocaciones de cada uno de ellos.

Personalmente me han encantado sus divertidas descripciones y la multitud de registros que adoptan sus personajes...

... pero

La abundancia de sujetos me resulta excesiva. Cierto que algunos de los que se incorporan son necesarios para aclarar puntos importantes del pasado de los que ya conocíamos y  cierto es también que otros aparecen para dotar de sentido y reforzar la historia secundaria de la novela... pero me siguen pareciendo demasiados.

Lentitud

Esta tercera parte de la trilogía viene a poner punto final a la historia de la protagonista (además de todo el elenco de personajes que os comentaba en el punto anterior).

Historia, dicho sea de paso, que la segunda parte deja en un trágico pero no menos interesante momento (por todo: por la gravedad de los hechos, por la evolución femenina de la protagonista, por los cambios que ha experimentado su vida...) que te obliga a fantasear sobre lo que puede ocurrir a continuación y a desear un tercer libro...

... pero

La trama me parece provocadoramente lenta. Es como si la autora tuviera la necesidad de llenar páginas y para ello se recreara en detalles que no son relevantes.

Es cierto que la evolución personal del personaje principal prácticamente se completa en las dos primeras novelas y que en esta se trata básicamente de 'cerrar el chiringuito'... pero muchas de las páginas me parecen innecesarias.

Visión y Crítica de la realidad

Coincido total y plenamente con muchas de las afirmaciones que hace Pancol a través de algunos de sus personajes; os copio un fragmento:

"La crisis parecía grave. El mundo iba a cambiar.
Necesitaba cambiar.
Y no cambiaría repitiendo los mismos errores. La crisis actual, por el momento, afectaba al sector financiero, pero no tardaría en bajar a la calle, en afectar a los transeúntes que veía desde la ventana. El mundo necesitaba una nueva óptica. La gente debía volver a confiar en una economía que funcionara para ellos. Para remunerar el trabajo decente. No para unos cuantos privilegiados que se llenaban los bolsillos a su costa.
La crisis no la resolverían políticos mediocres. Ha llegado la hora de la audacia, de la generosidad, de correr riesgos para que el mundo vuelva a ser humano.
Pero por encima de todo, él sabía que debería volver la confianza."

Y dicho esto, contadme...

¿Habéis leído esta tercera parte de 'Los ojos amarillos de los cocodrilos'?

¿Os apetece empezar la saga?

¿Podéis convertiros -como yo- en la Miss Hyde de los 'Donettes' =)?

Besos,

Ingrid

*Imágenes Google, Pinterest & We heart it.